Eterović Mirko, Profesor (1913-2001)
El Profesor Mirko Eteroviċ
(1913-2001) nació en el pueblo de Pušišće de la isla de Brač, en el seno de una
numerosa familia de campesinos. Sus padres habían emigrado a EE.UU. pero, luego
de diez años habían retornado a Croacia donde nacieron siete de sus ocho hijos.
Con el tiempo, los hermanos Eterovic emigrarían por los cinco continentes.
Su instrucción comienza en
su pueblo con el primario y luego se traslada al continente, más precisamente a
Široki Brijeg (Herzegovina) donde cursa y termina el secundario en el colegio
de enseñanza clásica de los Padres Franciscanos. En 1933 se inscribe en la
Facultad de Filosofía de la Universidad de Zagreb y en 1938 egresa como
Licenciado en Filosofía Clásica (Latín y Griego). Durante siete años se
desempeña como docente en los colegios de orientación clásica en las ciudades
de Zagreb y Nova Gradiška.
Cuando se ve obligado
emigrar en 1945, deja a Croacia y es trasladado al campo de refugiados de Fermo,
Italia, donde enseña idiomas (francés, alemán e inglés) a los demás refugiados.
Al abandonar Croacia
también sufre el tener que dejar a su mujer y sus dos hijas, con las que se
reencontraría diez años después en la Argentina, tierra en la cual nació su
único hijo varón.
En 1947 se embarca en el
puerto de Marsella, Francia, junto a otros compatriotas con destino a la
Argentina. Aquí desarrolla, primero, una función de traductor para otros
doscientos intelectuales croatas que realizaban junto a él trabajos de
albañilería para la construcción del barrio Evita cerca del aeropuerto de
Ezeiza. En una oportunidad, el por entonces Ministro de Obras Públicas, General
Pistarini, tomó de este grupo a sesenta para su ministerio, pero el Prof.
Eterović no fue beneficiado.
Continuando con sus oficios,
entra en el colegio La Salle de Buenos Aires, donde realiza trabajos de
maestranza. Cierto día, un alumno se había quedado después de hora con sus
tareas de latín que lo tenían a mal traer. Mientras él estudiaba se le acercó
un empleado extranjero que le preguntó sobre su tarea. El alumno sólo atinó a
reírse de la pregunta de este hombre que servía a los alumnos. Pero bastaron
unas palabras para que el alumno cambiara su risa por un gesto de admiración.
Inmediatamente esto se supo en las autoridades del colegio, que le ofrecen un
puesto al surgir una vacante de profesor de latín en la filial de Córdoba. De
esta manera el Prof. Eteroviċ se traslada hacia nuestra ciudad.
En 1953 revalida sus
títulos universitarios en la Universidad Nacional de Córdoba, con la cual quedó
ligado activamente durante tres décadas (1954-1984) desempeñándose como
profesor de Letras Clásicas en dicha Universidad y en la Universidad Católica
de Córdoba.
Toda su carrera la dedicó
a la educación humanista. En la Escuela Superior de Lenguas fue uno de los
fundadores del Profesorado de Lenguas Clásicas y titular de las cátedras:
Lingüística Griega, Latina y Románica; Lengua y Cultura Griega y Lengua y
Cultura Latina; además dictó clases como profesor de alemán, inglés e italiano
en la comparación contrastiva de estos idiomas. Siguiendo con su carrera de
educador, fue fundador y profesor titular de la carrera de Letras Clásicas de
Córdoba (1968-1986). Aquí ejerció las cátedras de Lingüística Sánscrita, Griega
y Latina, Literatura Latina, Estilística Latina y Metodología de la
Investigación Filológica.
El Prof. Eteroviċ, no sólo
trabajó en la Universidad Nacional, sino que también tuvo horas cátedra en la
Universidad Católica. Fue profesor encargado de Latín y Griego (1956-1960) y
luego profesor fundador y conductor de la “carrera de Filología Clásica”, más
tarde llamada “Escuela de Letras Clásicas”.
En 1971 le fue otorgado el
título académico de Profesor Catedrático por haber creado, estructurado y
dirigido, desde 1960 hasta 1971, la carrera de Letras Clásicas, inexistente en
el país con anterioridad, en donde se formaron los primeros profesores y
licenciados de Letras Clásicas en la Universidad Católica..
De sus trabajos
científicos se destacan “Lexicón- Diccionario Griego-Latino-Castellano
Etimológico” y “La educación humanista”. Además fue cofundador de varios
bachilleratos humanistas.
En una entrevista
concedida al diario “La Voz del Interior”, manifiesta que “El ser humano no es
una fracción, es una unidad. Tenemos que integrarlo en lo que se llaman las
cinco órbitas interdependientes, imprescindibles para una educación definitiva;
la órbita ético moral, es decir el sentido espiritual; la intelectual o mental;
social, porque el hombre no es un lobo solitario; la estética, que es
integración emocional, y por fin, la física o corporal”.
Respetado y admirado por
sus alumnos y sus pares, es reconocido por sus miles de alumnos como un
profesor exigente y con un gran bagaje de conocimientos.
• Eterović, Mirko, La República Argentina y su
inmigración, Studia Croatica, 1982, 84-85, pp 37-39.
• Eterović, Mirko, Virgilio - El forjador del
espíritu Occidental. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, p. 33 (Branko
Kadic), Studia Croatica, 1987, 104, p. 93.
• Redacción, Prof. univ. Mirko Eterovic -
renovador y propugnador de la educación humanista y de estudios clásicos en
Córdoba, Studia Croatica, 1990, 116-117, pp 65-67.
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